Siempre supe que algo me seguía, una sombra en mis pasos, que no entendía. A veces la sentía al despertar, y otras, al acostarme, me venía a visitar. Intentaba correr, me alejaba del miedo, pero sentía su aliento cerca, tan quedo. La muerte no me tocaba, pero sí me observaba, y yo, asustado, a veces creía que me atrapaba. Un día decidí huir sin mirar atrás, pensé que el tiempo me salvaría, que me daría paz. Pero al caminar, me di cuenta, cada paso atrás, me acercaba más a ella, me detenía en su compás. La muerte no tiene prisa, lo supe de inmediato, su sombra se alarga, aunque me sienta en el acto. (Coro) La siento detrás de mí, aunque trate de escapar, cada vez que corro, me la encuentro al tropezar. No puedo huir, ya lo sé, siempre vuelve a mi ser, la muerte me persigue, no puedo entender. Es mi sombra, mi eco, mi eterno caminar, y aunque corra, sé que no puedo dejar de enfrentar. (Verso 2) Pasaron los años, mi alma se quebró, pensé que huir de ella sería lo que me salvó. Pero cada día me encuentro frente a mí mismo, y la sombra no desaparece, es parte del ritmo. Miré al espejo, ya no era el de antes, el miedo me transformó, me hizo vacilante. La muerte no me toca, pero está dentro de mí, y aunque quiera callarla, no puedo decirle que no, que no la vi. La sentí en las calles, en las noches solas, la sentí cuando el viento me susurraba con olas. Y me di cuenta que no importa el lugar, porque la muerte me persigue, me está buscando en cada lugar. (Coro) La siento detrás de mí, aunque trate de escapar, cada vez que corro, me la encuentro al tropezar. No puedo huir, ya lo sé, siempre vuelve a mi ser, la muerte me persigue, no puedo entender. Es mi sombra, mi eco, mi eterno caminar, y aunque corra, sé que no puedo dejar de enfrentar. (Puente) Una noche me detuve, ya no pude más, miré hacia atrás, y ya no tuve miedo al final. La muerte no es enemiga, ni un monstruo a temer, es simplemente la vida, lo que no se puede ver. La acepté en mis pasos, la sentí en mi ser, y entendí que no hay escape, solo aprender a vivir con ella, al comprender. (Coro) La siento detrás de mí, aunque trate de escapar, cada vez que corro, me la encuentro al tropezar. No puedo huir, ya lo sé, siempre vuelve a mi ser, la muerte me persigue, no puedo entender. Es mi sombra, mi eco, mi eterno caminar, y aunque corra, sé que no puedo dejar de enfrentar.