Abro mis alas,
no tengo nada que perder,
tampoco ganas
de recordar donde fallé,
si te contara…
la misma piedra y tropecé,
sí me importara…
estaría dónde empecé.
Un mar de gente tuve que atravesar,
dejar atrás aquella paz que me dejaba…
las buenas, las malas,
las perdidas miradas,
y todo lo que antes no significaba nada.