Ya no tengo alternativa que me sirva de anestesia, otorgando este redacte a manera de ambivalencia. Artífice de un melodrama dentro de mi cerebro, solo rememoro eventos en formato de secuencia. Ante la falta de luces pasé desapercibido, anhelando revivir lo único bueno del pasado. Casi me volví ermitaño en un espiral sinsentido, actuando solo por inercia, para sentirme aliviado. Tengo contratiempos divididos en fractales, un impulso frenético de números impares. Un carácter analítico degradado en inhóspito y la capacidad de romperme en partes iguales. ¿Qué tal estás? Es la interrogante que más me destruye. Y quien escucha su respuesta, solamente huye. Opto reservarme como mecanismo de defensa, en busca de la respuesta que a este ser le deconstruye. Noches incontables donde solo hablo conmigo, creando escenarios ficticios a manera de castigo. Ataques de ansiedad de manera moderada y un sinfín de pendejadas, así que mejor no sigo. (Noches incontables donde solo hablo conmigo, creando escenarios ficticios a manera de castigo. Ataques de ansiedad de manera moderada y un sinfín de pendejadas, así que mejor no sigo.) Búscame; dentro ese liminal espacio. Óyeme; ya no quiero mostrarme reacio. Solo sé que el problema es un asunto interno y habitar repeticiones, me exacerba de cansancio. Búscame; dentro ese liminal espacio. Óyeme; ya no quiero mostrarme reacio. Solo sé que el problema es un asunto interno y habitar repeticiones, me exacerba de cansancio. Búscame; dentro ese liminal espacio. Óyeme; ya no quiero mostrarme reacio. Solo sé que el problema es un asunto interno y habitar repeticiones, me exacerba de cansancio. Búscame; dentro ese liminal espacio. Óyeme; ya no quiero mostrarme reacio. Solo sé que el problema es un asunto interno y habitar repeticiones, me exacerba de cansancio.