Las noches madrileñas son canallas, divertidas y calientes, incluso en el frío del invierno. Por eso, no es de extrañarse que en el corazón de Madrid se encuentren espacios en el que la lujuria reina y el pudor se desvanece en medio del vapor. La SAUNA PARAÍSO es uno de los lugares de homo-socialización más icónicos de Europa, donde la decadencia, el exceso y el deseo se encuentran para dejar en evidencia la soledad de los gays y nuestra necesidad de usar el sexo para llenar vacíos afectivos, disociar y escapar de la realidad. Sin embargo, en medio de la desolación, el miedo y los cuerpos desnudos, en las saunas también se evidencian actos de verdadera empatía, camaradería y fraternidad, que ofrecen la posibilidad a muchas personas de ser auténticas y amar con libertad. Aunque el sub-mundo gay sea problemático y controversial, es solo un ejemplo de lo mejor y lo peor del ser humano, pero sobretodo, es una comunidad que ofrece espacios de resistencia y resiliencia, por ende, sitios como la SAUNA PARAÍSO es importante que existan y para celebrarlos, hice esta canción que espero que los invite a reflexionar, a reírse, pero sobretodo, a bailar.