Estoy por transmutar en otra clase de sujeto, a causa del cataclismo que me ha fraccionado en partes. Perdí más de la cuenta conforme avanzaba el tiempo y ahora solo espero a que mi pretérito no me mate. Me declaro culpable de mi discurso patético, escrito a las expensas de mis vivencias pasadas. Si bien fui comprensivo en cada basto desacuerdo, sé que ahora no debí de pasar por alto nada. La indiferencia puede corromper a un buen amigo, ya no existirá reparo cuando la foto se quema. Mi analítica es un efecto domino ambiguo, siendo capaz de aceptar que soy parte de este problema. En esta casa de espejos se perdieron mis modales, en conjunto a los recuerdos que tenían bajo llave. Mi aflicción rompe el parámetro de mi padecimiento, desbordando sentimientos en sitios ocasionales. Múltiples artrópodos que buscan devorarme, trepando hacia la trepanación de mi occipital. Debería visualizarlo todo de cierta manera, con un optimismo impropio, aunque todo este yendo mal. Pienso que es un eufemismo cada cosa que redacto, sí establezco la comparativa con lo que guardé. Triste confusión en formato improporcionado, fungiendo como el efecto de algo que yo provoqué. Qué clase de persona me tomaría como ejemplo, si ni siquiera he llegado a ser lo que tanto quisiera. Me observa el fantasma a mitad del embarcadero, creyendo que puedo ser filosofo de cabecera. Estoy que me lleva la verga y decirlo ya está de sobra, sí lo idílico proclama servirme como un deseo. Estoy a la espera de que este mal día se acabe y que me devoren las aves, cual mito de prometeo.